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Trump prometió que otorgaría la “green card” a los graduados universitarios. ¿Podría eso suceder realmente?

Por Catherine E. Shoichet

Han pasado cinco meses desde que Donald Trump hizo una sorprendente promesa.

El candidato conocido por promover medidas enérgicas contra la inmigración dijo a un grupo de inversores tecnológicos que quería ayudar a los estudiantes extranjeros a que se queden en EE.UU.

“Lo que quiero hacer —y lo que haré— es que cuando te gradúas de una universidad, creo que deberías obtener automáticamente como parte de tu diploma una green card para poder quedarte en este país”, dijo Trump durante una entrevista en junio con “The All-In Podcast”.

Si el presidente electo sostiene esta propuesta después de asumir el cargo, y si el Congreso aprueba la legislación que se requeriría para que pueda llevarse a cabo, la política podría allanar el camino para que potencialmente millones de estudiantes internacionales se conviertan en residentes permanentes legales.

Pero aún son grandes interrogantes, especialmente porque Trump no ha mencionado públicamente la propuesta desde que la planteó por primera vez, y hay muchos detalles que aún no sabemos sobre cómo abordaría su nueva administración este tema.

Aquí hay un vistazo a lo que Trump ha dicho, cómo se sienten los estudiantes extranjeros al respecto, cómo respondieron las universidades, qué dicen los críticos y cuán probable es que ocurra todo esto.

Más de 1.1 millones de estudiantes internacionales estaban matriculados en universidades y colegios de EE.UU. durante el año académico 2023-24, un récord histórico, según datos publicados el mes pasado. Esos estudiantes generalmente tienen visas de no inmigrante que les permiten estudiar en EE.UU., pero no proporcionan un camino legal para quedarse en el país. Por lo tanto, el cambio que Trump prometió en la entrevista del podcast, si se implementara, implicaría un giro importante.

Los comentarios de Trump contrastaron drásticamente con las políticas que, durante su gobierno anterior, apuntaron a reducir la inmigración legal a EE.UU., y con el persistente sentimiento antiinmigrante de sus campañas presidenciales.

Sus dichos fueron una respuesta a una pregunta del capitalista de riesgo Jason Calacanis: “¿Puede prometernos que nos dará más capacidad para importar a los mejores y más brillantes de todo el mundo a EE.UU.?”.

Trump dijo que lo haría y, luego, mencionó la idea de otorgar green cards a los estudiantes extranjeros que se gradúan de universidades estadounidenses, algo que los conductores del podcast no habían mencionado.

“Eso incluye también a los colegios comunitarios”, dijo Trump. “A cualquiera que se gradúe de una universidad; vas allí por dos o cuatro años. Si te gradúas, u obtienes un doctorado de una universidad, deberías poder quedarte en este país”.

Poco después del lanzamiento del podcast, una portavoz de la campaña ofreció una visión más estrecha, afirmando que los graduados serían evaluados “para excluir a todos los comunistas, islamistas radicales, simpatizantes de Hamas, aquellos que odian a EE.UU. y [quienes representen] cargas públicas”.

“Él cree que, solo después de que se haya realizado tal verificación, deberíamos quedarnos con los graduados más capacitados que puedan hacer contribuciones significativas al país”, dijo la portavoz Karoline Leavitt en una declaración a CNN en ese momento. “Esto solo se aplicaría a los graduados universitarios que hayan sido evaluados minuciosamente y que nunca socavarían los salarios o a los trabajadores estadounidenses”.

La propuesta de una green card cambiaría drásticamente las vidas de los estudiantes internacionales, según Metolo Foyet, una estudiante de doctorado en Geografía, de 27 años, originaria de Camerún, que actualmente estudia en la Universidad de Florida.

“Hay tantas cosas en las que tenemos que pensar. Puede ser muy muy estresante, muy rápido”, dice Foyet, cuyo enfoque de su investigación es la conservación de la vida silvestre. “Tener [esa posibilidad] borraría esa presión. Y podríamos enfocarnos al 100% en lo que necesitamos hacer y retribuir a este país que nos ha dado tanto”.

Al principio, Dany Rashwan compartió esa emoción por la propuesta de Trump.

“Podría sanar muchas cosas”, dice.

Pero el estudiante egipcio de Ingeniería Informática de la Universidad de Florida dice que su entusiasmo no duró mucho. Recordó lo estresante que fue su primer año en EE.UU., cuando las restricciones del Gobierno aplicadas en el marco de la pandemia del coronavirus hicieron que la vida de los estudiantes extranjeros fuera mucho más confusa y complicada. Le hizo darse cuenta de cuán precarias pueden ser las vidas de los estudiantes internacionales en EE.UU.

Pero Rashwan, quien tiene 24 años y se graduará este mes, dice que cualquier cosa que la administración de Trump pueda hacer para dar a los estudiantes extranjeros más opciones para permanecer en el país podría marcar una diferencia drástica.

“Graduándome este semestre, fue realmente difícil encontrar un trabajo”, dice. “Fui a la feria de empleo y de 200 empresas, solo tres hacían patrocinio de estudiantes internacionales”.

Haomin Huang, estudiante de una maestría en Silvicultura en la Universidad de Georgia, dice que dado el difícil entorno político, ni él ni otros estudiantes internacionales tienen esperanzas de que la propuesta de Trump se convierta en una realidad. Pero muchos estudiantes están frustrados por la incertidumbre del proceso de lotería para solicitar visas de trabajo después de graduarse y recibirían con agrado un sistema más claro, dice.

“No depende de cuán bueno seas en tu campo. Básicamente, solo depende de la suerte”, dice. “Así que eso es lo que no nos gusta. Nos gustaría tener caminos claros. ‘Necesitas hacer esto. Necesitas seguir este conjunto de pasos. Necesitas tener esto, esto y esto, y así obtienes una autorización de trabajo’”.

La incertidumbre hace que muchos estudiantes extranjeros duden sobre si quedarse en Estados Unidos, dice Huang. Algunos amigos con los que estudió mientras obtenía su título de pregrado en Finanzas en la Universidad de Auburn, por ejemplo, ya se han ido.

“Aunque algunos de ellos obtuvieron un título aquí, eligieron trabajar en Canadá o en Australia o en algún país de Europa”, dice Huang. “Debido a la política de inmigración, eligieron irse”.

Raj Echambadi todavía recuerda lo estresante que fue esperar a que procesaran su propia documentación.

“Yo he vivido esa incertidumbre”, dice.

Echambadi llegó a Estados Unidos desde India en 1994 como un estudiante de doctorado en negocios en la Universidad de Houston.

Ahora, 30 años después, ve la situación desde un punto de vista diferente como presidente del Instituto de Tecnología de Illinois y copresidente de una coalición de líderes universitarios conocida como la Alianza de Presidentes sobre Educación Superior e Inmigración.

“Desde un punto de vista institucional, espero que esta promesa de green card se lleve a cabo, porque la resolución de la situación de incertidumbre significaría mucho para las instituciones”, dice. “Pero más allá de eso, diré, hablando como estadounidense, que personalmente pienso que dar un camino nos ayudará en la guerra global por el talento”.

Una política general que proporcione green cards a todos los graduados enfrentaría una dura batalla para su aprobación, dice. Pero un enfoque más específico que establezca un camino para estudiantes en disciplinas particulares, dice, podría servir como un programa piloto útil y tener un gran impacto.

“Un título de posgrado en, digamos, 13 o 14 disciplinas que realmente le importan al país, al desarrollo económico del país, a la seguridad nacional del país, podría ser una forma de pensarlo”, dice.

No es la primera vez que Trump impulsaría cambios en el sistema de inmigración destinados a dar a EE.UU. una ventaja competitiva.

Los comentarios del podcast de junio de Trump fueron un eco de una propuesta que hizo durante su primer gobierno centrada en atraer inmigrantes altamente calificados a Estados Unidos, según Sarah Spreitzer, vicepresidenta de Relaciones Gubernamentales del Consejo Estadounidense sobre Educación. Ese intento, promovido por el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, finalmente no avanzó mucho más allá de la fanfarria inicial.

“La última vez realmente no habían desarrollado todos los detalles… Nunca se tradujo realmente en una legislación”, dice Spreitzer, cuya organización representa a más de 1.600 colegios, universidades y asociaciones relacionadas.

Pero escuchar a Trump mencionar una iniciativa similar durante la campaña de 2024, dice Spreitzer, fue alentador.

“Creo que es un área en la que podemos colaborar con la administración”, dice. “Tengo esperanzas”.

Los comentarios de Trump generaron críticas inmediatas de organizaciones que normalmente apoyan las propuestas de inmigración estrictas del presidente. Argumentaron que un cambio de política de ese tipo perjudicaría las perspectivas laborales de los estadounidenses y podría ser fácilmente explotado.

“Convertiría a cada universidad (¡y colegio comunitario!) en una máquina de venta de ciudadanía”, escribió Mark Krikorian en una columna para la conservadora National Review.

Krikorian es director ejecutivo del Center for Immigration Studies, un grupo de expertos que argumenta que debería haber menos inmigración a EE.UU.

“No hay límites numéricos sobre la admisión de estudiantes extranjeros —que son alrededor de un millón ahora—, y los estudiantes extranjeros ya son una fuente de beneficios importantes de escuelas grandes y pequeñas”, escribió. “Pero si cualquier título de cualquier escuela garantizara una green card (y, por ende, la ciudadanía estadounidense, acceso a asistencia social y la capacidad de traer a sus familiares), las solicitudes aumentarían en todo tipo de escuelas, y las nuevas escuelas brotarían como champiñones”.

La propuesta también recibió críticas de un destacado defensor de los estudiantes internacionales en EE.UU.

En un artículo de opinión para Times Higher Education, el CEO del Institute of International Education, Allan Goodman, argumentó que muchos estudiantes internacionales quieren regresar a casa después de estudiar en EE.UU.

“El sueño que los anima a estudiar en el extranjero es mejorar sus países y trabajar en campos donde sus ingresos les permiten vivir mejor que si hubieran permanecido en países más caros”, escribió Goodman. “Sin embargo, emitir automáticamente green cards muy tentadoras, proporcionando un camino hacia la ciudadanía, podría alterar esta dinámica y despojar a los países nativos de los estudiantes de sus talentos, así como potencialmente causar tensión en EE.UU. sobre los niveles de inmigración”.

Considerar que los comentarios de Trump en el podcast como una propuesta de política pública sobredimensiona su importancia, dice Krikorian.

“Es una de esas cosas que no hay que tomar de forma literal. Solo hay que tomarlo en serio. Porque yo lo tomo en serio, pero no lo tomo literalmente… No es algo que va a suceder”, dice Krikorian.

Ya sea que Trump busque realmente cumplir o no lo que dijo ese día de junio, no podría hacerlo solo. El Congreso necesitaría aprobar cambios a la Ley de Inmigración y Nacionalidad para que se implemente una política de ese tipo.

“Habrá una enorme resistencia dentro del Congreso, incluso entre sus propios partidarios”, dice Krikorian.

Y habría otros cambios de política que podrían lograr mejor el objetivo declarado de Trump de atraer a los mejores y más brillantes del mundo, dice, sin ningún aumento de la presión inmigratoria.

Por ejemplo, dice que la nueva administración de Trump podría considerar ofrecer más visas a trabajadores calificados al asignar menos visas a familiares y eliminar la lotería de visas de diversidad, un programa que proporciona hasta 50.000 visas por año a personas de países con bajos niveles de inmigración a EE.UU. La anterior administración de Trump propuso estas iniciativas, pero no pudo convencer a suficientes legisladores para aprobar los cambios.

Sin embargo, Huang, el estudiante graduado en la UGA, dice que espera que la estrecha relación de Trump con el multimillonario Elon Musk, quien ha abogado por un aumento de la inmigración legal, podría aumentar la probabilidad de algunas reformas al sistema que ayuden a los estudiantes extranjeros.

“Creo que esta podría ser una forma posible, porque Trump tiene a Elon en su equipo en este momento”, dice Huang. “Él podría ser quien impulse esto”.

Foyet, la estudiante de Geografía de la Universidad de Florida, dice que los estudiantes internacionales estarán atentos a lo que Trump diga de aquí en adelante.

“Sabemos que esto es política, ¿verdad? Necesita los votos, así que dirá todo lo que necesite decir para tener los votos. Luego, es una cosa decirlo, pero otra cosa es cuando estás en el poder”, dice. “¿Va a ser una realidad?… A pesar de que es favorable y nos gusta, todavía estamos observando a ver si él lo va a hacer realidad”.

Kate Sullivan, de CNN, contribuyó a este reportaje.

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