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Las películas de terror que aún nos persiguen

Sofía Benavides

(CNN) — Cada cierto tiempo, suele estrenarse una película de terror que genera mucho entusiasmo y abre la posibilidad de ser un nuevo clásico. Personalmente, siento que ha pasado un buen tiempo desde que alguna estuvo a la altura de las expectativas. Pueden decirme que soy vieja escuela, pero no hay nada como esas películas de terror que se quedan contigo. Ya sabes, esas producciones que, cuando las ves en una plataforma de streaming o mientras pasas los canales en televisión, te hacen detenerte brevemente y considerar verlas de nuevo, hasta que tu sentido común te dice que mejor no lo hagas. Sí, esas películas. Todos las tenemos. Aquí, algunas de las nuestras:

“Rosemary’s Baby” (Mondadori vía Getty Images)

“Rosemary’s Baby” (1968)

“Rosemary’s Baby” (o ‘El bebé de Rosemary’, en español) es una de esas películas en las que lo más aterrador no es lo que ves, sino precisamente lo que no ves. Hay una sensación persistente de inquietud y temor que impregna la cinta, incluso en el precioso apartamento de Rosemary (Mia Farrow) en Manhattan. Lo que más me ha marcado es la cara de Rosemary cuando finalmente ve a su hijo como un engendro de demonio. Aunque nunca vemos al bebé en sí, su expresión de horror desenfrenado fue suficiente para atormentar mis pesadillas y dejarme asustada de volver a ver la película durante años. – Zoe Sottile

“Tiburón” (Sunset Boulevard/Corbis Historical/Getty Images)

“Tiburón” (1975)

Ni siquiera puedo ver “La Semana del Tiburón” en Discovery Channel. Desde que era niña y vi la ahora icónica película de 1975, me han aterrorizado los tiburones. Mi madre trató de disipar mis temores asegurándome que el agua alrededor de mi ciudad natal de Baltimore nunca sería apta para estos animales. Años más tarde, ya adulta, pude echarle en cara su mentira después de que una ballena apareciera en el puerto interior de Baltimore con mordeduras de tiburón. Pero estoy divagando. Cuando era adolescente, un amigo me sugirió que intentara ver “Tiburón” para enfrentar mis miedos. No  fue una buena idea. La inmensidad del agua, junto con la inmensidad del tiburón (obviamente falso), era justo de lo que estaban hechas mis pesadillas. Una vez que escuché esa música amenazadora que presagia la llegada del Gran Blanco, literalmente tuve que esforzarme para no salir corriendo y gritando. Ahora ni siquiera puedo visitar el tanque de tiburones de un acuario. Conozco mis límites. — Lisa Respers France

Alien (20th Century Fox/Kobal/Shutterstock)

“Alien” (1979)

La obra maestra de terror de Ridley Scott se grabó en mi joven cerebro amante de la ciencia ficción cuando la vi en Cinemerica (el primer proveedor de televisión por cable) en 1980. Desde los sonidos que hacía el androide de Ian Holm cuando no funcionaba bien, hasta la legendaria escena del nacimiento del Xenomorph, y los muy realistas gritos de Veronica Cartwright cuando las entrañas de John Hurt explotaron sobre ella… era más de lo que podía soportar a esa edad. No me causó pesadillas, pero durante un par de semanas simplemente caminar al aire libre por la noche hacía que las sombras parecieran más aterradoras y mi imaginación salvaje me llevaba a pensar que un Facehugger o Chestburster iba a saltar hacia mí en cualquier momento. — Rick Damigella

“El resplandor” (Warner Bros/Hawk Films/Kobal/Shutterstock)

“The Shinning” (1980)

Esta película y yo compartimos algunos vínculos muy inquietantes que resultan demasiado cercanos para ser cómodos. Lo más importante es que el niño pequeño de la película –el que exhibe cierta sensibilidad especial y un sexto sentido conocido como el “resplandor” (“shining”, en inglés)– se llama Danny, que fue como me llamaron a mí durante gran parte de mi infancia. Es más, el actor que lo interpretó, Danny Lloyd, tenía el pelo castaño y se parecía mucho a mí. La película también se estrenó en el año de mi nacimiento, y recuerdo que me atrajo principalmente porque a mi padre le encantaba leer novelas de Stephen King y le encantaba contarme todo sobre ellas. Definitivamente vi “The Shining” demasiado joven (en parte es culpa de mis padres laxos, pero mi sentido infantil de curiosidad morbosa insaciable seguramente tuvo algo que ver con eso) y la obra maestra macabra de la película todavía me impacta, hasta el día de hoy. Especialmente, por supuesto, esas gemelas en el pasillo, y su monótono llamado de “ven a jugar con nosotras, Danny…”. — Dan Heching

“Cementerio de animales” (Moviestore/Shutterstock)

“Pet Sematary” (1989)

Mis padres ––siempre los más geniales–– jamás censuraron el contenido de televisión que veíamos, pero en este caso desearía que lo hubieran hecho. Este cuento de Stephen King convertido en película me hizo temer a los cementerios, a los animales, a los grandes camiones y a la resurrección no consensuada, todo al mismo tiempo. Eso es mucho para cargar a los 8 años. Me tomó 28 años volver a pensar siquiera en esta película. Y como madre ahora, la simple idea de ello me horroriza hasta un grado indescriptible. Nos vemos dentro de otros 28 años. — Sandra González

“The Blair Witch Project” (Moviestore/Shutterstock)

“The Blair Witch Project” (1999)

Esta película no podría haber salido en mejor momento, con una mejor campaña de mercadeo. En 1999, Internet todavía era relativamente incipiente y recuerdo haber visto esta película sin tener una idea clara de lo que realmente era. Mis intentos de investigar sobre ella no arrojaron una respuesta clara sobre si en realidad estaba basada en una historia real, o no. La capacidad de la película para caminar en la línea entre el documental encontrado y el horror oculto total todavía era una idea totalmente nueva en ese momento, y recuerdo haber abrazado a mi amigo de la universidad con todas mis fuerzas durante toda la segunda mitad. Los momentos extraños más destacados incluyen ver cómo el sol comienza a ponerse una vez más para los campistas varados, y cómo la líder del grupo Heather Donahue estaba convencida de que si caminaban en línea recta, encontrarían algo… solo para terminar en “el mismo lugar” del que habían salido en la mañana. La última imagen también está grabada de forma indeleble en mi mente y nunca se moverá ni se desvanecerá. – Dan Heching

“The Grudge” (Moviestore/Shutterstock)

“The Grudge” (2004)

Me avergüenza decir que no era un niño cuando se estrenó esta película (ya tenía 23 años), pero aún así me asustó hasta la médula. Las circunstancias en las que la vi seguramente tuvieron algo que ver con eso: vivía en París en ese momento y acababa de regresar esa misma de un viaje desde Estados Unidos. De alguna manera, creí que sería una buena idea trabajar un turno en el pub inglés en el que era camarero esa noche, y luego tomar café expreso e ir al cine con un amigo (oh, la alegría de tener 20 años y no necesitar tanto dormir). Disfruté muchísimo “The Ring” de 2002, que fue una exitosa adaptación estadounidense de otro fenómeno de terror japonés, y estaba emocionado de ver a Sarah Michelle Gellar, de “Buffy”, luchar en esta versión de “Ju-On”. Lamentablemente, las entradas para la película se agotaron en el cine cercano, así que fuimos a ver “Melinda y Melinda” de Woody Allen. Al terminar, todavía con ganas de una dosis de terror, mi amigo y yo pensamos que sería una idea aún mejor cruzar el Sena para ver la última función de “The Grudge” en otro cine. Para lo que mi mente sin dormir no estaba preparada era para lo horribles y vengativos que son los espíritus malignos en esta película, y los sonidos: una niña no-muerta con huesos rotos arrastrándose, gimiendo con un escalofrío que todavía puedo escuchar. Más tarde esa noche, con el cambio de horario y completamente exhausto, fui incapaz de dormir. – Dan Heching

“Contactos del cuarto tipo” (Moviestore/Shutterstock)

“The Fourth Kind” (2009)

Normalmente salgo de una película de miedo riendo, porque qué divertido, ¿no? Pero después de ver “The Fourth Kind” (“Encuentros del cuarto tipo”, en español), me sentí realmente aterrorizada. Las imágenes empalmadas de Milla Jovovich recreando los “materiales de archivo” supuestamente reales de la Dra. Abigail Tyler hipnotizando a sus pacientes para que hablen sobre sus supuestas abducciones extraterrestres, no, gracias. Paso de ello. Nunca más. La vi en el Teatro TCL de Los Ángeles, que de todos modos es un teatro un poco espeluznante, por lo que la atmósfera física simplemente exacerbó mi miedo. Nunca volveré a mirar a los búhos igual pero bueno, al menos fue efectivo. – Alli Rosenbloom

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