“Pamela, a Love Story” ayuda a Pamela Anderson a recuperar el control de su propia narrativa
Alexandra Ferguson
(CNN) — La palabra “íntimo” se utiliza con frecuencia para describir documentales sobre famosos, pero sin duda se aplica a “Pamela, a Love Story”, que en un momento dado muestra a Pamela Anderson tumbada en la bañera mientras se leen partes de sus diarios como voz en off. El resultado es una mirada humanizadora a una mujer a menudo reducida a una caricatura, al tiempo que en ocasiones se siente demasiado llamativamente como un producto con licencia.
Producido, entre otros, por el hijo de Anderson, Brandon Thomas Lee, el director Ryan White (cuyos documentales biográficos incluyen “Ask Dr. Ruth” y “Serena”) tuvo acceso no solo a sus diarios, sino también a una colección de películas caseras, incluida, sí, la que fue robada y publicada para que el mundo la viera, de Anderson manteniendo relaciones sexuales con su entonces marido, el baterista Tommy Lee.
Anderson, que ahora tiene 55 años, habla largo y tendido de ese interludio, de la invasión que supone que se muestre y explote material privado de esa manera, y de lo que claramente considera una reapertura de esas heridas con la serie limitada de Hulu “Pam & Tommy”, que dramatiza esos hechos.
En realidad, el relato de Anderson no le resta valor a la producción nominada a los Emmy, que fue bastante comprensiva a la hora de retratar el dolor que sintió y la forma en que la trataron los medios de comunicación. De hecho, los clips que se presentan aquí de cómicos nocturnos que usan a Anderson como chiste, o de los entrevistadores Matt Lauer y Larry King preguntándole por sus senos, contribuyen tanto a respaldar la versión de Hulu como a socavarla.
“Pamela” deja claro que Anderson baja la guardia desde el principio, cuando aparece sin maquillaje, paseando por el pequeño pueblo de Columbia Británica donde creció, antes de que la descubrieran en un partido de fútbol (los aficionados exclamaron cuando apareció en la cámara del marcador) y comenzara su carrera como modelo y a las páginas de Playboy.
Brandon Thomas Lee, productor de “Pamela, a love story”, con su madre, Pamela Anderson. Crédito: Netflix
Según cuenta Anderson, durante esa época sanó su sexualidad, tras haber sufrido abusos en más de una ocasión cuando era niña.
Le siguió el estrellato internacional en “Baywatch”, y es divertido escuchar a Anderson recordar no solo a todas las celebridades con las que salió durante ese periodo, sino toda el simbolismo de “Correr por la playa a cámara lenta”. (No se menciona “Home Improvement”, ni las recientes acusaciones de Anderson en sus memorias de haber visto los genitales del protagonista, Tim Allen, que el comediante ha negado).
Las experiencias humillantes que conllevó ese estatus de “bomba rubia” están bien documentadas aquí. Lo mismo ocurre con las intrusiones de los paparazzi, que la persiguieron sobre todo después del romance relámpago con Lee.
El frenesí que rodeó al video sexual “consolidó la imagen de caricatura” que se tenía de ella, recuerda Anderson, y añade: “En ese momento supe que mi carrera había terminado”.
Aunque “Pamela” maneja todo esto bastante bien, el resto del documental parece la versión de la historia de Anderson de las tarjetas Hallmark, desde la música empalagosa y edulcorada hasta las entrevistas con sus hijos, cuya actitud protectora hacia su madre es admirable pero no especialmente esclarecedora.
La última parte del documental también parece un poco dispersa, aventurándose en áreas como el activismo de Anderson por los derechos de los animales a través de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés), su defensa del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, y, finalmente, su debut en Broadway en “Chicago”.
En sus mejores momentos, “Pamela, a Love Story” se despoja de lo que en retrospectiva parece una cobertura mediática misógina, obsesionada con su aspecto y sus relaciones, para considerar a la persona que hay detrás de todo eso, al tiempo que se muestra un poco demasiado decidida y flexible en el objetivo de ayudar a Anderson a reafirmar la propiedad sobre su narrativa.
En esos momentos, “Pamela” puede funcionar como historia de amor, pero no tanto como documental.
“Pamela, a Love Story” se estrena el 31 de enero en Netflix.
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