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Abren un túnel enorme bajo las cataratas del Niágara

Alexandra Ferguson

(CNN) — Las cataratas del Niágara, una maravilla natural que han visitado desde Marilyn Monroe hasta Mark Twain, han sido un imán que ha atraído a viajeros de todo el mundo durante al menos dos siglos. Pero hasta este año, un enorme túnel enterrado en las profundidades de la cascada había estado vedado a los visitantes.

Las rocas bajo la gigantesca cascada triple que se extiende a lo largo de la frontera entre Nueva York y la provincia canadiense de Ontario están repletas de cámaras excavadas para aprovechar las poderosas fuerzas de la naturaleza que se desploman sobre ellas.

Desde julio de este año, un túnel excavado en las rocas bajo el Niágara también está abierto al público. El túnel canalizaba en su día el agua del río Niágara para convertirla en energía hidráulica. (Crédito: Niagara Parks)

Y ahora, un túnel de 670 metros construido hace más de un siglo en el lado canadiense fue abierto y revela la impresionante escala de estas maravillas de la ingeniería.

Alemania y Dinamarca construyen el túnel sumergido más largo del mundo

Desde julio de 2022, forma parte de las visitas a la clausurada Central Eléctrica de los Parques del Niágara, que comenzaron un año antes. Explorarla ofrece una visión fascinante del trabajo pionero que ayudó a llevar este rincón de Norteamérica a la era moderna.

La central, que funcionó desde 1905 hasta 2006, desviaba el agua del caudaloso río Niágara para hacer funcionar gigantescos generadores que electrificaron la industria regional y contribuyeron a que el cercano puerto de Búfalo en los Grandes Lagos se conociera como la Ciudad de la Luz.

La región que rodea la cascada, según la guía de la estación, Elena Zoric, fue en su día un centro de actividad para los empresarios que querían sacar provecho de la energía hidráulica.

La central hidroeléctrica de Adams fue la primera en abrir y funcionó en el lado estadounidense desde 1895 hasta 1961. En el lado canadiense, la Ontario Power Company funcionó de 1905 a 1999, y la Toronto Power Generating Station de 1906 a 1974.

Arquitectura mixta

El túnel de 670 metros fue excavado en la roca hace más de un siglo. Crédito: Niagara Parks

En la actualidad, la estación de Niagara Parks es la única central hidroeléctrica del mundo de su época que está totalmente intacta. Originalmente operada por la Canadian Niagara Power Company, utilizaba generadores Westinghouse para crear corrientes alternas patentadas por el inventor Nikola Tesla, tecnología de vanguardia en aquella época.

La central, como explica la guía Zoric a los visitantes, se construyó en una época en la que imperaba la estética. Su exterior de piedra caliza rústica y las tejas azules fueron, según ella, un intento del arquitecto neoyorquino Algernon S. Bell de que la estructura se integrara en las cataratas.

Antes de llegar al túnel, se muestra a los visitantes de la central eléctrica una maqueta de las enormes obras de ingeniería que se realizaron para convertir las aguas en electricidad.

Los generadores azules cilíndricos convirtieron en su día la fuerza del agua en electricidad. Crédito: Niagara Parks

Zoric muestra por dónde entraba el agua, por dónde bajaba por un pozo para alimentar las turbinas y por dónde pasaba por un túnel hasta un punto de descarga en la base de las cataratas Horseshoe, la mayor de las tres cascadas del Niágara.

Marcelo Gruosso, director sénior de Ingeniería y Operaciones de la Comisión de Niagara Parks, ha estado involucrado en el proyecto desde que se planteó en 2017.

“La planta comenzó con dos generadores y, para 1924, se instalaron los 11 que se ven aquí hoy”, dice, caminando por el edificio de techos altos y señalando una línea de generadores azules y cilíndricos que llenan el espacio.

“Al lado de cada generador hay un ‘gobernador’ que regulaba el flujo de agua a una turbina. Un freno de aire en el regulador ayudaba a ajustar el flujo. Necesitaban 250 rpm exactamente para darles 25 hertz”.

Único en su género

El túnel llegó a contener 71.000 galones de agua que se movían a nueve metros por segundo. (Crédito: Niagara Parks)

Un ascensor de cristal hace descender a los visitantes 55 metros, pasando por los seis niveles de infraestructura necesarios para el proceso de generación de energía hidráulica. En la parte inferior se encuentra el túnel por el que saldría el agua.

El túnel, de casi ocho metros de alto y seis de ancho, es también una atracción histórica única y está incluido en el precio de la entrada a la central.

“Miles de trabajadores tardaron cuatro años en excavar el esquisto bajo la sala principal de generación utilizando linternas, dinamita, picos y palas”, dice Gruosso.

“En su descenso, el agua hacía girar las aspas de la turbina”, cuenta. “Estaban conectadas a un eje de 41 metros de largo que subía hasta la planta principal y hacía girar el rotor del alternador, generando la energía eléctrica”.

La central utilizaba la energía del río Niágara para hacer funcionar gigantescos generadores que electrificaron la industria regional y contribuyeron a que el cercano puerto de los Grandes Lagos de Búfalo se conociera como la Ciudad de la Luz. Crédito: Niagara Parks

Caminando por el pasillo arqueado del túnel, señala las marcas blancas y calcáreas que llegan casi hasta la parte superior de las paredes arqueadas de ladrillo.

“Se puede ver hasta dónde llegó el agua”, dice. “El túnel contenía 71.000 galones de agua que se movían a nueve metros por segundo”.

Construido como una fortaleza, el túnel de suave curvatura consta de cuatro capas de ladrillo, 45 centímetros de concreto y está rodeado de esquisto.

“Es increíble lo que hicieron sin electricidad”, señala Gruosso.

“Hicimos algunas reparaciones menores del ladrillo y añadimos anclajes de roca al arco para garantizar la integridad estructural, pero está en muy buena forma. Solo le han hecho mantenimiento dos veces desde que se construyó, una en los años 50 y otra en los 90”, cuenta.

Una vista única

Ahora los turistas pueden salir a una plataforma para ver las cataratas del Niágara. Crédito: Niagara Parks

Cerca del final del túnel, un estruendo comienza a llenar el aire. La luz natural entra a raudales cuando el camino sale a un mirador de 20 metros a nivel del río que está casi en la base de las cataratas Horseshoe. Gruosso tiene que gritar para que se le oiga por encima del incesante golpeteo.

“Aquí es donde el agua del túnel se vierte en el río. Es el mejor lugar para ver las cataratas”.

La plataforma también ofrece a los visitantes un mirador para observar los barcos turísticos, llenos de pasajeros con impermeables, que se balancean como corchos al pie de las cataratas.

Para completar la experiencia de la central eléctrica, hay un espectáculo nocturno titulado “Currents: Niagara’s Power Transformed”. La experiencia de luz y sonido describe la historia de la central eléctrica e incluye proyecciones en 3D de agua en movimiento, turbinas y chispas de electricidad.

La visita a la central eléctrica y al túnel dura unas dos horas, pero para asistir al espectáculo nocturno se recomienda pernoctar. El alojamiento va desde los hoteles con vistas a las cataratas de mayor categoría, como el Hilton, hasta los establecimientos más económicos, como el Days Inn.

Una vista aérea muestra las cataratas Horseshoe del Niágara y la central eléctrica de Niagara Parks a su lado. Crédito: Niagara Parks

En cuanto a la gastronomía, las cataratas del Niágara fueron en su día una ciudad de hot dogs y papas fritas. La comida rápida sigue existiendo, pero el destino ha mejorado. Los establecimientos de Niagara Parks, como el restaurante Table Rock House, ofrecen menús inspirados en la cocina local, y hay restaurantes independientes como AG, que ofrece productos de su propia granja.

También merece la pena visitar la Niagara Parkway, que serpentea a lo largo del río Niágara y puede recorrerse a pie o en una bicicleta eléctrica alquilada. Las paradas en el camino incluyen el mirador de Whirlpool y la estación generadora Sir Adam Beck, una estructura monolítica a lo largo del río que actualmente contribuye a la red eléctrica del sur de Ontario.

Un viaje a las cataratas del Niágara es energizante en muchos sentidos. Es un lugar de belleza natural, pero también puede hacernos reflexionar sobre las fuerzas naturales que siguen dando forma a nuestras vidas modernas.

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