“Los rostros de Sanxingdui”: reliquias de la Edad de Bronce arrojan luz sobre un misterioso reino antiguo
Ángela Reyes Haczek
(CNN) — Un rostro dorado con ojos turquesa patinados mira desde la oscuridad. A su alrededor, iluminadas, se alzan otras tres cabezas de bronce —algunas con la parte superior plana, otras redondas—, todas ellas vigiladas por una gigantesca estatua de bronce de casi tres metros de altura. Todas tienen los mismos ojos penetrantes y angulosos.
Hay algo en los “Rostros de Sanxingdui”, como se ha llamado a esta colección de esculturas, que resulta familiar y extraño a la vez. Actualmente expuestas en el Museo del Palacio de Hong Kong, pueden parecer mayas o aztecas a ojos inexpertos, pero estas esculturas de más de 3.000 años de antigüedad no fueron desenterradas en ningún lugar cercano a las antiguas civilizaciones de Mesoamérica. Se descubrieron en la llanura china de Chengdu, en un yacimiento arqueológico llamado Sanxingdui (que se traduce como “montículo de las tres estrellas”).
Está máscara de oro está entre los miles de artefactos antiguos descubiertos en Sanxingdui, en la actual provincia china de Sichuan.(Crédito: Noemi Cassanelli/CNN)
Sanxingdui, considerado el mayor y más antiguo yacimiento del reino Shu, una civilización del suroeste de China de la que antes solo se hablaba en mitos y leyendas, no se descubrió hasta la década de 1920, cuando un agricultor tropezó con los objetos mientras cavaba una acequia. Desde entonces se ha descubierto que el yacimiento contiene las ruinas de una antigua ciudad formada por residencias, fosas de sacrificios y tumbas rodeadas de altos muros de tierra. Los arqueólogos del Museo de Sanxingdui afirman que la ciudad se estableció hace entre 4.800 y 2.800 años, hasta que fue abandonada en torno al 800 a.C. por razones desconocidas.
El gobierno chino lleva mucho tiempo promocionando Sanxingdui como prueba de la larga e ininterrumpida historia del país, y los descubrimientos se incluyen en los libros de texto de historia desde hace más de una década. Y aunque miles de visitantes ya han acudido a la innovadora exposición de Hong Kong, algunos analistas sugieren que los objetos también se utilizan para apoyar la visión de la identidad nacional del gobierno chino.
Los misteriosos y talentosos Shu
Se cree que el reino Shu, surgido en la cuenca de Sichuan durante la Edad de Bronce, se desarrolló independientemente de las sociedades del valle del río Amarillo, tradicionalmente consideradas la cuna de la civilización china. Sus habitantes crearon objetos de bronce, jade, oro y cerámica exquisitamente elaborados, que representaban bestias fantásticas, reyes, dioses y chamanes con ojos saltones y orejas agrandadas.
Alrededor de 120 de las piezas se exponen actualmente en Hong Kong, y es la primera vez que muchos de estos objetos, la mayoría excavados entre 2019 y 2022, se exhiben fuera de la provincia de Sichuan.
Sorprendentemente, las esculturas son al menos 1.000 años anteriores al Ejército de Terracota, una colección de estatuas de barro que representan los ejércitos del primer emperador de China, Qin Shi Huang. Wang Shengyu, conservador adjunto del Museo del Palacio, declaró a CNN que los objetos son mucho más avanzados, imaginativos y artísticos que los que se producían en cualquier otro lugar de China en aquella época.
“Se puede decir que es muy escultórico y muy artístico”, dijo Wang a CNN en la inauguración de la exposición, señalando una figura de bronce de aproximadamente medio metro de altura cuyo fantástico pelo trenzado se extiende hasta tres veces la altura de su cuerpo y, si no se hubiera roto, se extendería mucho más. “Pueden imaginarse lo magnífico que era. Desde encima de su nariz y hasta arriba, habría medido más de 1,5 metros, según los fragmentos encontrados. El extremo de la coleta está sobre su hombro”.
(Crédito: Noemi Cassanelli/CNN)
Poco se sabe del reino Shu aparte de lo descubierto en el yacimiento de 3,6 kilómetros cuadrados a las afueras de Chengdu. No hay pruebas de que existiera una lengua Shu escrita, y la literatura histórica contiene escasa información sobre su cultura, aparte de un puñado de mitos y leyendas, incluida una referencia a un rey Shu llamado Can Cong del que se decía que tenía los ojos saltones, lo que quizá explique por qué tantas de las 13.000 reliquias recuperadas en el yacimiento presentan ojos saltones.
Después de que el estado Shu fuera conquistado por la dinastía Qin en el año 316 a.C., la cultura Shu quedó “enterrada” bajo la cultura “dominante” que surgió más tarde en la llanura central de China, según escribieron las autoridades chinas en una propuesta presentada a la UNESCO en 2013 para que Sanxingdui y dos yacimientos arqueológicos cercanos fueran reconocidos como Patrimonio de la Humanidad. Actualmente están en la “lista provisional” de la UNESCO.
Desde 1986, en ocho fosas excavadas en Sanxingdui se han encontrado máscaras gigantes de dioses con ojos bulbosos parecidos a los de los insectos y orejas prominentes, criaturas míticas con bocas abiertas y una escultura de bronce del “árbol de la vida” de casi 4 metros de altura decorada con adornos como un árbol de Navidad. Todos los objetos se encontraron destrozados, quemados y enterrados, lo que hace pensar a los expertos que las fosas se utilizaban para sacrificios rituales. Algunos han sido reconstruidos minuciosamente por los arqueólogos. “Tardamos diez años en reconstruir el árbol”, explica Wang Shengyu, conservador adjunto del museo que ayudó a organizar la exposición.
Ese árbol no se expone en Hong Kong, ya que se considera demasiado valioso para enviarlo al extranjero, pero en el museo se exhibe una sección de uno de los otros seis descubiertos y adornos, así como una proyección holográfica en 3D del aspecto que los expertos creen que tendría: sus capas y ramas adornadas con pájaros, flores, frutas, dragones, campanas, así como adornos de jade y láminas de oro. Se cree que el decorado formaba parte de un espacio teatral.
(Crédito: Noemi Cassanelli/CNN)
El “mito histórico” de una civilización continua
La exposición sitúa estos objetos en el contexto de otras civilizaciones antiguas e incluye a los shu entre las muchas sociedades que han existido en los “5.000 años de historia” del país. Según un comunicado de prensa de los organizadores, los responsables del museo y del gobierno de Hong Kong destacaron en la inauguración la “continuidad, inventiva, unidad, inclusividad y énfasis en la paz y la armonía” de la historia china.
Henry Tang, presidente del órgano rector del Distrito Cultural de Kowloon Oeste (donde se ubica el Museo del Palacio) y antiguo candidato a la máxima magistratura de Hong Kong, afirmó en un comunicado que el distrito y el museo pretenden “promover los intercambios culturales y artísticos entre China y el mundo, ‘contar bien la historia de China’ y reforzar la autoestima cultural del público”.
Pero la idea de que el reino Shu era innatamente chino es controvertida, según Ian Johnson, investigador principal de Estudios sobre China en el think tank estadounidense Council on Foreign Relations.
“En las últimas décadas, el Partido Comunista Chino ha intentado imponer el mito histórico de que todos los pueblos que han vivido dentro de las fronteras actuales de la República Popular son ‘chinos'”, declaró a CNN por correo electrónico.
“La idea básica es que la RPC (República Popular China) engloba a personas que naturalmente pertenecen juntas y, por tanto, desde el punto de vista actual forman una nación. De ahí que cualquier esfuerzo por tener autonomía o incluso independencia sea tabú: va en contra de la historia”.
(Crédito: Noemi Cassanelli/CNN)
La República Popular China se estableció en 1949, y su gobierno ha utilizado a menudo la historia continua de China como prueba de que grupos étnicos como los tibetanos y los uigures siempre han pertenecido a China.
Johnson afirmó que la idea de que las civilizaciones de la ribera del río Amarillo tuvieran mucho en común con las de la cuenca de Sichuan estaba poco respaldada.
“Tienen puntos en común, pero no son lo mismo, igual que los antiguos asirios y fenicios y griegos no eran iguales, aunque tuvieran ciertas cosas en común”, dijo, y añadió: “Patrocinar este tipo de exposiciones es popular y hace ganar crédito al gobierno”.
Cuando se le pidió un comentario, el Museo del Palacio de Hong Kong declaró que la exposición había sido “comisariada a partir de investigaciones académicas y arqueológicas” y que reforzaba su misión de profundizar en la “comprensión de las vidas y culturas de diversas regiones y grupos étnicos, así como de los intercambios entre ellos en la antigua China, que han contribuido a la magnificencia de la civilización china y a su modelo de desarrollo de ‘diversidad en la unidad'”.
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