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La llegada de la Marina de EE.UU. a Puerto Rico divide opiniones entre residentes

Por Rafy Rivera y Gonzalo Zegarra, CNN en Español

Diferentes posturas han surgido entre residentes de Puerto Rico por la presencia de la Marina de Estados Unidos en algunas de las costas de la isla y la utilización de algunos aeropuertos.

A principios de septiembre, la Armada comenzó una serie de entrenamientos anfibios y operaciones de vuelo al sur de Puerto Rico, donde miles de infantes de Marina, buques de guerra y aeronaves se desplegaron en la zona como parte de una iniciativa liderada por el presidente Donald Trump para combatir los cárteles de la droga en el mar Caribe.

El tema de conversación se ha centrado en el municipio de Ceiba, en el este de Puerto Rico, y en las operaciones militares que se desarrollan en el aeropuerto regional José Aponte De la Torre. Este aeropuerto es prácticamente el centro de operaciones de la Marina y donde incluso los militares mantienen bajo su autoridad la torre de control. La instalación albergó durante más de seis décadas la antigua base naval Roosevelt Roads y, en su momento, fue un importante centro económico para el municipio, enmarcado en una relación estrecha de seguridad y servicios para los habitantes de la zona.

Su clausura en 2004 fue celebrada por sectores que rechazaban la militarización de la isla, pero también fue lamentada por comunidades que se beneficiaban de la actividad económica que la base motorizaba.

Esta no es la primera vez que EE.UU. vuelve a utilizarla desde su cierre. En 2017 la usó como punto de entrada de la ayuda humanitaria tras la devastación del huracán María.

Tener nuevamente parte de la instalación en funciones militares con un ambiente de cientos de soldados activos, aviones y helicópteros operando diariamente, es un tema de conversación obligado por estos días.

“Yo pienso que eso es bueno, que eso está bien, porque se mueve un poquito el comercio, hay más movidas en el pueblo. La gente viene muchas veces buscando aviones, buscando ver aviones y viene gente diversa de toda la isla. Los militares salen de vez en cuando, aquí al pueblo, a buscar lo que pueden consumir y para mí eso está super bien”, dice Edwin Ramos, dueño de un comercio ambulante de venta de comida en Ceiba.

La historia de Roosevelt Roads está marcada por sus idas y vueltas. Comisionada como base en 1943, se extiende sobre 3.500 hectáreas en la costa este de Puerto Rico, con carreteras internas, escuelas, hospitales y miles de viviendas para personal militar, según documentos de la Marina de Estados Unidos.

La base llegó a ser “una de las instalaciones navales más grandes del mundo”, según la Marina, que destaca sus más de 160 kilómetros de caminos interiores pavimentados.

Cuenta con una pista de más de 3 kilómetros de largo y un puerto de aguas profundas, la base tiene las condiciones para recibir a aviones y embarcaciones de gran envergadura. Con el paso de las décadas, fue cayendo en desuso para los militares estadounidenses.

Daly Ávila es una líder comunitaria de Ceiba, quien contó que siempre se opuso a que Roosevelt Roads continuara sus actividades. Su posición no ha cambiado y expresó su desacuerdo en que sirva otra vez de albergue militar.

“No, yo no estoy a favor de que regresen. Ya el pueblo de Ceiba está encaminado a un desarrollo económico contando con unas áreas del aeropuerto. Un desarrollo económico que nunca lo hemos tenido porque estuvimos de espalda a una presencia militar que nos quitó la oportunidad de desarrollar nuestras tierras, las mejores tierras, la mejor ubicación, no nos lo permitieron”.

Otros como Vivian Vega, también residente de Ceiba, se mantienen observando el proceso sin tomar postura: “Yo estoy neutral, porque a mi no me está malo que la Marina esté ahí porque yo toda mi vida me crié con la Marina ahí. Lo que no me gusta son los ruidos. Por ejemplo, los ruidos de los F35, que son los más alborotosos, eso no me gusta. Pero, si ellos quieren estar ahí, eso es problema de ellos”.

Tras el traspaso de una parte de los terrenos de Roosevelt Roads al gobierno local, la Autoridad para el Redesarrollo Local (LRA) elaboró un plan maestro en 2014 para el uso de 1.375 hectáreas que le fueron asignadas. La expectativa era atraer proyectos turísticos —como una marina ampliada y complejos hoteleros— e inversiones inmobiliarias. En 2023 el Gobierno de la isla firmó una ley que creó un marco jurídico con incentivos especiales para la rehabilitación de la zona, y en 2024 se abrió una convocatoria internacional para el desarrollo de la marina. Este año, la entidad anunció además una inversión de US$ 79 millones en modernización eléctrica con fondos federales.

A pesar de esas iniciativas, la mayor parte de la antigua base permanece sin uso productivo desde hace 21 años. El panorama, hasta hace unas semanas, era de abandono casi total. Ahora, aunque no se trate de una reactivación oficial de Roosevelt Roads como base permanente, la frase que se comenta es “back in business”, de vuelta al ruedo.

Sobre el tema de combatir los carteles de la droga en la zona del mar Caribe, según la política de Trump, aquí también las posiciones se dividen. Sobre todo con la tensión que existe actualmente entre Estados Unidos y Venezuela, luego de que el Gobierno estadounidense designara al Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera. Estados Unidos alega que este cartel es dirigido por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y otros de sus altos funcionarios. Caracas niega estas acusaciones.

“Con ese tipo de acción de parte del presidente de Estados Unidos se presta a hacer muchas cosas que son ilegales, verdad y no estoy de acuerdo con eso. La forma de tratar de acabar con las drogas matando y destruyendo esta gente no va a dar resultados”, dice Nicky Cruz, un veterano de la guerra de Vietnam residente en Ceiba.

Aunque Ceiba es el centro de operaciones actual de las maniobras, la Marina también tiene actividad en el aeropuerto Rafael Hernández en Aguadilla, en el noroeste. Aquí también ubicó la Base Ramey de la Fuerza Aérea de Estados Unidos clausurada en 1973. Actualmente, en su pista pueden verse estacionados y despegando algunos aviones drones y otras aeronaves. El aeropuerto internacional Luis Munoz Marín en Carolina y el Mercedita en Ponce son otros utilizados por el Ejército para sus vuelos.

William González, residente en Aguadilla, explicó que ha visto desde hace un tiempo el aumento de naves militares al aeropuerto, algo que no acostumbraba a presenciar. “Claro que sí que es efectivo. Me siento bien alegre de que el presidente Trump y el Gobierno esté trayendo la Marina de los Estados Unidos acá a Puerto Rico para ayudar tanto en la economía como lo está ayudando con las personas que velan el narcotráfico en todo lo que es el Caribe”, dijo.

Así, mientras la tensión y la presencia militar va en aumento, los vecinos de Puerto Rico intentan adaptar sus rutinas al nuevo escenario.

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