OPINIÓN | Silvio Rodríguez y la dignidad nacional de Cuba
Por Jorge Dávila Miguel, CNN en Español
Silvio Rodríguez, gran cantor y poeta, acaba de publicar en su blog Segunda Cita una nota sobre la crítica situación en Cuba. No es la primera. Esta vez, en 243 palabras, se refirió a la “dignidad nacional” de la isla.
“Distintas señales sugieren que está ocurriendo una especie de desaparición paulatina del sentido de dignidad nacional”, escribe Silvio. “Lo siento en hechos ciudadanos del día a día”. El cantautor cubano señala que el rumbo tomado en Washington y los cambios en su política exterior “harán más daño” a Cuba. Es una “nueva revuelta mundial”, que se suma “a la involución que (…) venimos experimentando por nuestra propia cuenta”, completa.
No es la primera vez que Rodríguez se refiere a las duras situaciones por las que atraviesa su país. Usualmente es aplaudido o criticado ferozmente por quienes no le perdonan haber sido sincero al apoyar a la Revolución Cubana, como es ahora al expresar sus críticas. Pero esta vez ha tenido una respuesta —al parecer oficiosa— del Gobierno cubano, que ha provocado también cierto revuelo. La firma Leticia Martínez, jefe del equipo de prensa de comunicación de la Presidencia, publicada en%5BDR1%5D %5BMA2%5D su página personal de Facebook.
No hay que asustarse por las polémicas. Martínez debió haberla publicado en Cubadebate y haber mencionado directamente a Silvio. Menos susto, más alegría. ¿No decimos que la libertad de opiniones es fundamental? No hay problema, adelante la polémica.
La crítica de Rodríguez obedeció a la lujosa cena celebrada en el Salón de los Pasos Perdidos del Capitolio Nacional, con motivo del Festival del Habano 2025. Fue una selecta reunión de gente del comercio y millonarios donde, de acuerdo con los reportes de las publicaciones especializadas, un humidificador Behike se vendió en US$ 4,8 millones, repleto de habanos. La venta total de estos artefactos (que conservan la humedad perfecta), alcanzó casi US$ 17 millones. Pero la joya de la velada fue la presentación, por primera vez, del Cohiba Behike BHK 58.
Según la revista Cigar Aficionado, que cubrió la gala, cuando los 1.400 invitados entraron al espectacular salón recibieron su primer habano, un Cohiba Medio Siglo, el único que no sería un Behike. Al finalizar cada plato de la cena, elegantes camareros recorrieron la sala con bandejas llenas de habanos. Así distribuyeron toda la línea Cohiba Behike BHK. Primero el Behike BHK 52. Luego el 54, después el BHK 56 y finalmente llegó la estrella de la noche: el Cohiba Behike BHK 58, para encenderlo y degustarlo. Mil bocanadas de placer al mismo tiempo llenaron el límpido espacio del Capitolio Nacional. Toda una noche de placer y de lujo.
Eso fue lo que provocó la crítica del cantautor. Las calles de La Habana, las mesas de los hogares, las bocanadas de humo nunca son tan espléndidas en el resto del país. Habló de la involución de la dignidad nacional, de “la carnavalización de la estatua de la nación y la tumba del mambí desconocido” muy cerca de la gran gala.
La “dignidad nacional” fue uno de los flamígeros estandartes de la Revolución Cubana, cuando la gritaba a los cuatro vientos. Ahora el trovador se pregunta qué pasó. Silvio, admirado amigo, sencillamente es el tiempo que pasó. Eres el gran referente moral de esta Cuba que padece grandes penurias, impensables cuando desde La Habana se hablaba del futuro. Ahora, Cuba apenas puede hablar de lo que pasará pasado mañana.
Pero ¿qué puede hacer el gobierno cubano, preso de un lado por “esta nueva revuelta mundial” como dices, (vieja, además, agrego yo); y del otro, por la esencial inseguridad de no saber cómo llevar al país hacia el mañana.
Eso es lo que se hace en el mundo: reunirse con compradores, millonarios, modelos, músicos y sicofantes, en un sitio lo más espectacular que puedas, para dar publicidad a una marca. De vender, que es necesario. En aquellos tiempos de la dignidad, los uniformes y las armas nos forzaban a ella. Ahora son los camareros elegantes y los habanos de categoría los que incitan la venta, apoyados por la presencia del presidente de la nación. Y hasta su presencia puede entenderse: un humano y pasajero placer entre los insolubles problemas que enfrenta día a día.
Las calles, las mesas, y las bocanadas de humo de los cubanos de a pie son como un problema aparte. Eso pasa en todos los países pobres, como lo es el nuestro hoy en día. Silvio, eres una voz honesta, valiente y “Ojalá que las cubanas y cubanos de vergüenza no permitamos la indignidad y la destrucción de esta Patria que ha costado tanto construir y defender”, como dices en tu nota. Lo que no sé muy bien es cómo transitar ese camino.
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